En días pasados se realizó la ya tradicional Feria de las Artes en la Universidad de Costa Rica la cual organiza el Decanato de la Facultad de Bellas Artes. Valga la oportunidad de lanzar una queja sobre la organización de la misma. Recuerdo la primera feria como si fuera ayer. Éramos pocos estudiantes con un año de haber ingresado a la escuela de Artes Plásticas. Se pidieron prestado unos toldos a la universidad, se sacaron algunas mesas de los talleres y nos acomodamos en dos filas todo un día, a mostrar nuestros trabajos con más miedo que ganas, sin saber si quiera que precio debía tener nuestros trabajos ni mucho menos como vender, pero fue mágica esa primera vez. ¿Cuál era la idea?¿para qué una feria de arte? Sencillo. Para que el estudiante y los que apenas empezaban a asomarse en el artístico, pudieran vender sus trabajos, esos que le habían costado tanto durante el año y así poder, no solo darse a conocer, sino también recuperar una inversión que les permitiera seguir con los estudios el año siguiente. Ahora, pensemos si hoy en día sigue siendo ese el motivo. Durante el desarrollo de las ferias siguientes fuimos testigos, incluso victimas, de cada idea desastrosa y poco atinada de las personas que se encargaron de organizar las ferias y parece que lo seguimos siendo. Atrás quedó esa feria organizada por Don Roberto Villalobos y todo un equipo interesado en trabajar para el estudiante y para la feria, aquella que pasó a la historia con el nombre de “embarrial-arte”, por llevarse a cabo en la zona verde azotada por la lluvia y el viento, la cual contó con participaciones de coros, orquestas, obras de teatro “para todos” y mucha, mucha música, con la participación de los compañeros de Artes Dramáticas y Artes Musicales. Se dice que la actual organización cree que desarrollar la feria es un gasto, un trabajo que produce pérdidas pero ¿a quién? Y ¿Qué ganancias esperan entonces para desarrollar la feria? ¿Cual es la misión entonces del Decanato, de la Universidad entera? ¿a caso no es el bien del estudiante? Y si les produce tanta fatiga ¿Por qué entonces no aceptar su incapacidad de organizar tal evento y dejarlo para que otros interesados lo hagan? ¿qué hacen los profesores y personas que exponen en el extranjero y llenan las galerías nacionales, acaparando un público que tanta falta le hace a las nuevas generaciones? Y por último ¿Dónde esta la vos del estudiantado? ¿Dónde esta la asociación de estudiantes de Artes Plásticas?
Dejo estas preguntas al aire para ser respondidas por aquellas personas que tengan capacidad crítica y ayuden a mejorar y rescatar la feria, los que no, mejor no lo hagan tranquilos, no hace falta.
Lo que quería compartir a raíz de esta feria es lo siguiente. Se oye comúnmente cuando uno vende arte la siguiente pregunta -¿y para qué sirve eso? ¿qué es lo que se supone que hace o que es? Está claro que a una feria llega gente que no conoce pero nosotros deberíamos educarlos. Claro que si una persona ve que una feria de “arte” solo se vende chunches pensará obviamente que todo lo que se vende debe tener una función. Ojo, no es culpa de los estudiantes el que predominen los chunches, es que en un espacio tan reducido y poco apto para exponer es imposible vender arte. Pero bueno, ese es un comentario adjunto al anterior. Entonces cuál debería ser la función del arte. Estamos en una época en que el valor agregado esta en función, valga la redundancia, de su funcionalidad. ¿Cuál es el mejor celular?¿ el que fue creado para cubrir la necesidad de comunicarse? O ¿el que tiene las mil y una funciones que no necesitamos? Claro que la obra de arte tiene función, puede tener varias incluso, pero la mayoría busca ciertas funciones y por lo general cuando la persona encuentra una que le sea “razonable” lo comprende, de otro modo no. Razonable es que sirva de adorno para la casa o para el “celu”, que haga juego con el bolso o con la pared de la casa, que los niños lo puedan usar como juguete y en última instancia que sirva de pisa-papeles. Si un artista dice que su obra sirve de obra de arte puede que nos suene raro pero quizá eso deberíamos decir; como quien dice ese lapicero sirve de lapicero o ese borrador de borrador. El lapicero para escribir, el borrador para borrar y la obra de arte… para ser apreciada, para comunicar, para denunciar, para expresar, para gritar, para desahogarse, para sanar, para mucho más, para ser arte.